Dania Escalona Ruiz
Alfonso Miranda Márquez
Museo Soumaya.Fundación Carlos Slim
Si se adormece la fuerza de creación, la lengua deja de evolucionar.
Pues toda parada significa regresión, y la regresión significa decrepitud y muerte.
Gibran Kahlil Gibran, «El espíritu de Occidente» en la revista As-Sayeh, 1920
Para fines del siglo XIX, como consecuencia de los procesos migratorios y una nueva geopolítica de Medio Oriente debido al endurecimiento de la dominación turco otomana, un grupo de escritores que compartían el interés por las letras árabes originaron el movimiento del Mahyar [la literatura de la emigración]. El investigador Amin Mushriq sostuvo que sintieron la necesidad de afirmar los valores de la cultura y la lengua árabe. Egipcios, sirios y libaneses, principalmente cristianos maronitas, generaron un abanico de profundas reflexiones universales que abrevaban en la ancestral literatura sapiencial.
Aquella región, la más cercana en cultura a Occidente y moderna en el mundo árabe –que nacería en 1918 como el Gran Líbano–, guio a aquellos intelectuales que nunca perdieron el amor por el bled, la tierra.
Dos años antes, desde los Estados Unidos de Norteamérica se había gestado ya un movimiento cultural que buscó preservar la identidad y unió a las voces más disímbolas. Nasib Arida y Abdel-Massih Haddad fundaron Al-Rabita al qalamiyya, conocida en inglés como Pen Bond o Pen League, que se ha traducido al español como «La Liga Literaria».
Distanciarse de los cánones poéticos tradicionales fue la consigna. En palabras de la investigadora Gabriela Huerta Tamayo, cultivaron la unidad árabe partiendo de su diversidad y abanderaron los nacionalismos como forma de liberación del Imperio y las intervenciones extranjeras, para subrayar la dignidad de su pasado.
Abdel-Massih Haddad, editor de la revista As-Sayeh organizó, el 20 de abril de 1920, una reunión en su casa neoyorquina con escritores sirios y libaneses para reformar la sociedad y sacar la literatura árabe del atolladero; es decir, del estancamiento y de la imitación en la que se encontraba inmersa. En palabras del investigador y curador Alexandre Najjar, buscaron unificar esfuerzos, criticar el atraso y sumarse a la modernidad.
Una semana después, para el 28 de abril, en el domicilio de Gibran Kahlil Gibran, en el número 51 de la calle 10 Oeste en Greenwich Village, los escritores formalizaron los objetivos de la asociación Al-Rabita.
A aquellos integrantes se les considera la avanzada de la literatura árabe moderna. Así, a Gibran se le sumaron Ameen al Rihani, Mikhail Naimeh, Wadi Bahout, Raschid Ayoub, Elia Abu Madi, Naseeb Arida, Nudra Haddad, Elias Atallah, William Catzeflis y Abdul Massih Haddad.
Todos, convertidos en nuevos ciudadanos estadounidenses, escribieron tanto en árabe como en inglés. El investigador Carlos Martínez Assad en su texto Gibran Khalil Gibran, el soñador de almas, los describe como embajadores de Oriente en Occidente. Celebraron el glorioso pasado del mundo árabe pero atacaron lo que consideraban su presente decadente. Se fascinaron con los valores emblemáticos de democracia y libertad pregonados por los Estados Unidos pero rechazaron su excesivo materialismo en detrimento de la dimensión espiritual.
Una vez definidos como grupo buscaron publicar sus propios textos así como la traducción al árabe de obras maestras de la literatura con el fin de estimular a las nuevas generaciones.
Gibran, en palabras del poeta sirio Shawqi Bagdadi, fue el astro sobre el que giraron todos los demás. De este modo, fue nombrado el presidente de la Liga y sus reuniones periódicas tuvieron lugar hasta la muerte del autor del Profeta en 1931.
Para Gibran, explica Najjar, la lengua árabe carece de futuro si no se libera de antiguos lastres y de la esclavitud de las frases literarias superficiales. Abrazaron así el hadith o hadiz (verso del profeta Mahoma): ¡Cuán maravillosos son los tesoros ocultos bajo el trono de Alá, que sólo los poetas pueden revelar! Los autores publicaron la mayoría de sus escritos en la revista As-Sayeh y editaron anualmente un número especial dedicado a sus aportaciones literarias; en suma, fueron el símbolo del renacimiento de las letras árabes, Nahda, un puente entre realidades…
Pronto, sus ideas llegaron a Egipto. Emile Zaydan publicó en árabe 31 artículos de Gibran en la revista del Cairo, Al-Hilal. La escritora May Ziadeh leyó a Gibran y redactó la primera carta que de inmediato fue respondida. Entre ellos comenzó una intensa relación epistolar filosófica, literaria, de amor, erotismo e intercambio de sensibilidades.
Gracias a la intervención de Ziadeh, el poeta pudo publicar en Egipto Las tempestades. El texto defiende la modernidad, al tiempo que rechaza el ser oprimido y sumiso. La edición fue celosamente supervisada por Gibran y a pesar de que con frecuencia el escritor fijaba los costos de publicación, prefirió que se cumplieran sus exigencias editoriales y que Zaydan los estableciera.
Asimismo, Gibran contribuyó para formar en Boston un Comité de Voluntarios Siria-Monte Líbano inspirado en la idea de que el nacionalismo era un paso necesario para la conciencia universal.
Los integrantes de Al-Rabita al qalamiyya radicados en Norteamérica retomaron las ideas del escritor de Entre dos mundos, Edward Said: comencé a pensar y a escribir en contrapunto, usando las mitades contrarias de mi experiencia como árabe y como estadounidense, ya para que colaboraran entre sí o para que funcionaran una en contra de la otra.
Yo tengo mi Líbano
con los sueños que los pueblan…
Para quien ya no tiene patria, la escritura se convierte en un lugar donde vivir.
Teodoro Adorno, filósofo y crítico alemán
en Minima Moralia. Reflexiones sobre la vida dañada, 1951
Defender con vehemencia la libertad del Líbano fue para Gibran un sentimiento con una historia que antecedió a La Liga Literaria. Lo acompañó durante su exilio, desde la precipitada salida rumbo a la Isla Ellis, con escasos once años. Al final de su estancia en París para completar su formación artística –gracias a Mary Haskell–, en 1910 había entablado una profunda amistad con Ameen al Rihani. Ambos soñaban con la independencia y desarrollo del mundo árabe; aquellos ideales forjaron en 1911 la agrupación político social Al-Halqa al-dahabyya.
En una carta de 1917 dirigida a su musa Haskell, Gibran confesó: sigo pensando en árabe […] en árabe hay cuarenta palabras para explicar las diferentes facetas de la palabra «amor».
El carácter y defensa de su identidad llevaron a Gibran a escribir La música, el texto inaugural de su carrera, que redactó precisamente en árabe en el temprano 1905 y cuya primera edición se puede apreciar en Museo Soumaya.
También en esta lengua se gestaron: Espíritus rebeldes (1908), Alas rotas (1912), Lágrimas y sonrisas (1914) y La procesión (1918).
El ámbito de la lengua árabe abarca varios aspectos que tienen un alto interés estético y religioso, sostiene la filósofa Amira Juri en su tesis doctoral. Así, se emprendió un estudio gramatical en cuanto a lengua semítica pero al mismo tiempo, desde su carácter sacro. El investigador Halil Bárcena refiere en su libro El Islam y el fenómeno del libro sagrado: Dios no se encarna como en el cristianismo, sino que se «inverba», de ahí que, las nociones de «lengua», «verbo», «lenguaje», desempeñen, en una y otra tradición, funciones distintas: […] la lengua árabe en el Corán se sacralizará hasta tal punto que todo intérprete-lector deberá comportarse como filólogo […] el Corán está vivo para la conciencia lingüística árabe-islámica llegando a poseer una personalidad casi humana.
De hecho, el filósofo español Joaquín Lomba escribió en El mundo tan bello como es. Pensamiento y arte musulmán: Dios ha empleado las lenguas semitas, el hebreo, el arameo y el árabe, «Bella Revelación».
Observamos así como las tres religiones abrahámicas –judaísmo, cristianismo e islam– se expresan en lengua semítica, ella es portadora de un carácter sagrado ancestral, con ella fueron forjados tres Libros sagrados, patrimonio de la humanidad.
En Nueva York Gibran coincidió con Nasib Arida, editor de la revista Al-Funun, donde publicó un primer artículo de crítica literaria que se manifestaría en su obra Al-Gurbal [La Criba]. En palabras de Martínez Assad, el texto tuvo tal repercusión en México que es el título que lleva la revista literaria política con más de ocho décadas de duración, escrita en árabe y luego bilingüe en español.
La herencia de La Liga Literaria marcó a las futuras generaciones. Los escritores de los años treinta y cuarenta desarrollaron una mayor flexibilidad del lenguaje, la métrica y el ritmo.
Celebramos que hace justo un siglo, un libro tejió urdimbre y trama con Occidente. En 1918 Gibran escribió su primer texto en la lengua de Shakespeare, cuyo manuscrito, hoy en el acervo de Fundación Carlos Slim, atestigua numerosas correcciones en árabe: El Loco.