Centro Cultural ProHispen
Cuando los españoles llegaron a conquistar estas tierras, los mayas ya no habitaban las antiguas urbes que nosotros conocemos hoy en día como Uxmal, Chichen Itzá, Ek-Balam. La península se encontraba organizada en ese entonces en señoríos donde gobernaba un señor o halach-uinic de reconocido linaje maya quien tenía el mando militar, sacedortal y social de su territorio.
La conquista supuso romper con esta forma preexistente de organización política y social y con ella, la nobleza maya tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos y condiciones que le imponían los vencedores.
Por tanto, “La nobleza se configuraría, en cada pueblo, en razón directa con el número de sus vecinos porque <<la muchedumbre causa confusión y discordia. Así lo es entre los naturales de esta provincia por los muchos principales y mandones que en cada pueblo se levantan>>. Un cacique y un principal, <<el más anciano y más virtuoso de los que ahora hay>>, se establecería en los pueblos de hasta cincuenta vecinos, y los demás -nobles- se queden por macehuales. Un cacique y dos principales, si el pueblo contaba entre cincuenta y cien vecinos; tres principales, para una población de doscientos; cuatro o cinco, si contaba con cuatrocientos vecinos, y si excediese de esa cifra, nunca más de seis”(p. 580).
“Esta proletarización forzosa de la mayor parte de la nobleza tradicional estaba orientada hacia dos objetivos concretos: suprimir parte de su influencia y evitar el abuso de poder por un lado, y, por otro, el más importante, por impedir y lastrar el proceso de la cristianización” (p. 581).
Pero ¿Cómo se incorporarían los indígenas las nuevas estructuras de poder y cuál sería el lugar de los nobles mayas? Según las ordenanzas de 1582 dictaminadas por el oídor Diego García de Palacio, “cada año se elijan dos alcaldes, cuatro regidores, cuatro mayordomos, cuatro alguaciles <<los cuales sean la mitad principales, la otra mitad macehuales, de los más buenos cristianos, amigos de trabajar, que mejor miraran por el bien y por el común de los dichos pueblos” (p. 582).
De tal forma que como señala Solano (1975), “autoridades municipales sobre el pueblo, cacique sobre sus súbditos, gobernador de indios sobre cacique y pueblos de indios representan los tres niveles direccionales de la sociedad indígena” (p. 586).
De Solano, Francisco
1975 Autoridades municipales indígenas del Yucatán (1657-1677). Madrid. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid.
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