Biblioteca Eusebio F. Kino
Jorge Luis Cota Romero
Jefe de Control bibliográfico de la Biblioteca Histórica “José María Lafragua”, BUAP
A finales del año 2019 se realizó la tesis: “Competencias profesionales de los recursos humanos de bibliotecas con fondos antiguos”; dicha investigación es una aproximación sobre los talentos, las competencias, habilidades, conocimientos y las reglas de comportamientos y principios morales que convergen en el quehacer del bibliotecario de fondo antiguo, desde el punto de vista de disciplinas económico-administrativas y especialmente, bibliotecológicas.
En dicho trabajo se analizaron 25 organizaciones y centros de documentación mexicanos que cuentan con fondos antiguos. La suma de los acervos de dichas instituciones dio la cantidad de 587,580 volúmenes, es decir, medio millón de volúmenes, una cifra realmente importante. En particular las bibliotecas: Palafoxiana, Franciscana, Lafragua, Universidad Michoacana y Eusebio F. Kino, del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias, juntas alcanzan una cifra de 193,400 volúmenes, es decir, alrededor del 33 % de volúmenes de fondo antiguo con respecto a las 25 organizaciones analizadas, lo cual las posiciona como cinco de las bibliotecas más importantes de la región Centro-Occidente de nuestro país. Cabe mencionar que las mismas son gestionadas por menos de 20 personas y los resultados aquí presentados se refieren exclusivamente a ellas.
La biblioteca histórica
Existe una extensa casuística en lo que a las bibliotecas históricas o con fondos antiguos se refiere; uno de los problemas que se presenta es el de asignar un término exacto que identifique a estas unidades de información, pues se denominan, indistintamente: biblioteca histórica, biblioteca-museo, biblioteca patrimonial, biblioteca de investigación, etc. Dentro de esta gama de unidades de información están aquellas cuyos fondos están integrados únicamente por libros antiguos. Existen también unidades de Información que poseen además libros modernos, que coexisten con los fondos antiguos.
Es en este sentido que hablamos de organizaciones que detentan materiales únicos e irrepetibles, que van desde manuscritos y libros raros hasta fondos de archivo: fondos personales, familiares, de empresas e instituciones, etc. y que reúnen materiales de toda clase, como por ejemplo fotografías, materiales gráficos, películas, dibujos, archivos digitales…
Con base en el perfil anterior, y basados en la diversidad de organizaciones que detentan en sus acervos, fondos y colecciones antiguos, podemos considerar a las bibliotecas históricas o bibliotecas con fondos antiguos como: Bibliotecas especializadas.
Teoría del capital humano [TCH]
Después de realizar la revisión teórica, desde la literatura, nos basamos en la teoría del capital humano para caracterizar las competencias exigidas a los profesionales de las bibliotecas. Un eje central es la necesaria especialización de los bibliotecarios para atender de forma integral su trabajo.
La teoría del capital humano [TCH] centra su análisis en el factor humano como un elemento a desarrollar, potenciar (y en él invertir), donde sus conocimientos, habilidades, talentos y competencias constituyen un activo fundamental para el crecimiento y el bienestar de las organizaciones y sociedades en las que participan (Acevedo, et al.,2007). Se considera que la educación juega un papel primordial, pues dota al trabajador de mayores capacidades y, a su vez, este puede acceder a puestos de trabajo mejor pagados y mejorar radicalmente su calidad de vida.
Competencias Bibliotecológicas
El éxito de las bibliotecas, como organizaciones, está determinado por las acciones de los individuos que trabajan en ellas. Un modo para valorar sus fortalezas, necesidades y contribuciones, es el desarrollo de listas y modelos de competencias (Ammons-Stephens, et al. 2009:63-74), para la construcción de perfiles profesionales adecuados para el desempeño de los distintos procesos que se realizan en las bibliotecas y unidades de información.
La presente investigación consideró las siguientes definiciones de competencias:
⦁ Instrumentales. Incluyen: destrezas lingüísticas, capacidades metodológicas, habilidades cognitivas y destrezas tecnológicas.
⦁ Interpersonales. Son las conductas observables en cualquier ámbito en que la persona se desenvuelva, es decir, los Conocimientos, Habilidades, Actitudes e Intereses (CHAI) y diferencian a las personas, unas de otras.
⦁ Sistémicas. Habilidades y destrezas que permiten la compresión de un sistema o conjunto. Se combinan la sensibilidad, la comprensión y el conocimiento para que el individuo logre ver que las partes de un todo se relacionan y se agrupan.
⦁ Investigación. En el caso particular de las bibliotecas con fondos antiguos, se busca promover la investigación, tanto hacia el exterior, como hacia el interior, es decir, se busca generar y apoyar proyectos de investigación e investigar los propios fondos de la biblioteca.
⦁ Socioculturales. Se traducen en el establecimiento de programas de cooperación y trabajo conjunto; actuar profesionalmente en cualquier entorno social y apoyar a las comunidades y a los usuarios de la información.
Con base en el trabajo de investigación realizado, podemos afirmar que las bibliotecas con fondos antiguos, en general, observan el desarrollo de las diferentes competencias enunciadas; únicamente se encontró una baja observancia con respecto a la inducción de sus usuarios, pues los mismos son investigadores con niveles de estudio de licenciatura, maestría y doctorado. Con respecto al bajo dominio de idiomas, se considera que es algo en lo que se debe trabajar, puesto que los recursos de fondo antiguo se presentan en idiomas como inglés, francés, alemán, latín, etc.
Ante el análisis de datos, la metodología aplicada y la obtención de información es que construimos el corpus del trabajo y se obtuvieron conclusiones relevantes con respecto al bibliotecario de fondo antiguo y a las bibliotecas que detentan en sus acervos estos fondos, mismas que analizamos a continuación.
Análisis de las conclusiones
Una primera conclusión es que:el bibliotecario de fondo antiguo tiende hacia el aprendizaje y el conocimiento, y evoluciona juntamente con la sociedad en la que participa, desempeñándose como un profesional de la información.
Nos encontramos en medio del desarrollo de la sociedad de la información y del conocimiento, en un entorno caracterizado por acelerados y repentinos cambios en los cuales están inmersas las organizaciones. El entorno social exige de las mismas una eficaz actuación y una mayor capacidad para desarrollar en sus colaboradores habilidades, talentos y competencias que permitan explotar y gestionar las impresionantes cantidades de información que se producen diariamente; para ello, el bibliotecario de fondo antiguo debe evolucionar y participar con base en las exigencias de un entorno social intersubjetivo.
Es así como identificamos que el bibliotecario de fondo antiguo se capacita, especialmente in situ, bajo estructuras formales, en: paleografía; historia del libro y las bibliotecas; gestión de bibliotecas; emblemática; grabado; conservación; tintas; codicología; encuadernaciones, etc. Y que es mediante la adquisición de nuevos talentos, habilidades y competencias que, a nivel personal, podrá asimilar más objetivamente el entorno que lo circunda, mediante la acumulación de experiencias que le permitan aprehender y asimilar conocimientos con los que, a la postre, generará más y nuevos conocimientos que le proporcionen la vigencia y experticia necesarias para afrontar las problemáticas que presenta la gestión de este tipo de unidades de información.
Una segunda conclusión es que: Al ser migrantes digitales y tecnológicos, tanto las bibliotecas como sus recursos humanos, se enfrentan de forma idéntica, al reto de cualquier agente y unidad de información: desarrollar y promover servicios, pensando en sus usuarios e investigadores, ya que es preciso contar con nuevas herramientas tecnológicas que estén disponibles, en el lugar o de manera remota, para acceder a su acervo.
A lo largo de su historia, las bibliotecas se han ido adaptando a los cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos. Se han caracterizado por ser entes evolutivos que han logrado adaptarse a su entorno y que han pasado de ser custodios de recursos, a centros de interacción, inclusión, convivencia e intercambio de información, ya sea de forma física o virtual.
Un acontecimiento que puso a prueba a todas las bibliotecas y unidades de información tuvo lugar en el año 2019, cuando la pandemia del COVID-19 azotó a los países orientales y en 2020, cuando alcanzó su clímax…¡se extendió por el mundo!, imponiendo medidas restrictivas de aislamiento y distancias seguras, lo cual ocasionó una crisis social, económica y política global. Lo anterior generó nuevos desafíos para las bibliotecas, incluidas las de fondo antiguo, que tuvieron que establecer estrategias y hacer uso de las tecnologías de la información a su alcance para hacer asequible la información que sus usuarios demandaban de ellas, mediante la implementación de servicios no presenciales.
Las bibliotecas con fondos antiguos detentan uno de los grupos de usuarios más exigentes: los investigadores, mismos que además de presentar un nivel de conocimientos y experticia en determinadas áreas, poseen además, un elevado dominio de la tecnología informática.
Las bibliotecas con fondos antiguos son organizaciones que se desenvuelven en contextos políticos, sociales, económicos y tecnológicos convulsos; han adoptado nuevas tecnologías y se han adaptado a las mismas. La sociedad de la información y el conocimiento marca nuevas pautas de acción y las bibliotecas con fondos antiguos demuestran ser capaces de adaptarse y adecuarse a las “exigencias” de esta “nueva realidad” en la que el uso de las tecnologías de la información y la comunicación son herramientas que les permiten seguir cumpliendo con su misión. La biblioteca con fondos antiguos también es un migrante digital.
Una tercera conclusión es que: Para acceder a los acervos de fondo antiguo el bibliotecario que labora en este tipo de unidades de información, incrementa su responsabilidad social, es decir, desarrolla un ethos bibliotecario. Esto es evidente con los códigos existentes que se construyen y adquieren en una alineación con el hombre de la ciencia−profesional de la información.
La ciencia, en cuanto a ser una actividad productora de conocimiento, parece requerir como condición de su eficacia, ciertas disposiciones de carácter moral, es decir, un “Ethos de la ciencia.” La ciencia, entendida como una actividad que produce conocimiento, necesita ceñirse a algunas disposiciones morales para asegurar su eficacia.
Con respecto a la bibliotecología como ciencia, podemos ir a la raíz del término pues el sufijo: “logía”, o “logos”, se traduce como: “ciencia que estudia”. Se reconoce como bibliotecología a la disciplina centrada en el estudio de las diferentes características y propiedades de las bibliotecas.
Las responsabilidades que como profesional de la información tiene el bibliotecario se incrementan sustancialmente al desempeñarse como bibliotecario de fondo antiguo, pues dados los valores históricos y patrimoniales que revisten los acervos que integran este tipo de unidades de información con los que trabaja, el conocimiento, observancia y aplicación, a “pie juntillas”, de un código ontológico, ya sea establecido en los manuales organizacionales o de manera informal, es altamente exigido.
Las bibliotecas con fondos antiguos, como ya mencionamos, cuentan con un código ontológico elevado, demandan un constante interés por desarrollar en sus recursos humanos habilidades y competencias, así como observancia de códigos que permitan un desempeño eficiente en sus labores y el trabajo interinstitucional, lo cual resulta de suma importancia.
Una cuarta conclusión es que: En el ámbito del factor uso–coste-beneficio en las bibliotecas con fondos antiguos, resulta ser una relación cuasi inversa con los recursos económicos destinados en función del número de usuarios (impacto) y los destinados a la conservación, manejo y manipulación de estos tipos de materiales.
Este es un tema polémico y subjetivo puesto que, al menos en el ámbito de las bibliotecas con fondos antiguos, requieren de grandes sumas que son destinadas a la preservación y conservación, además de aspectos de restauración; esto con la finalidad de contar con acervos que cumplan con las características físicas óptimas que permitan al usuario-investigador acceder a los mismos.
Para comprender lo anterior debemos considerar algunas definiciones, mismas que nos proporciona Madrid, I. (2002):
- Eficacia.- Nivel de logros de un servicio contra las metas u objetivos que se haya propuesto para un lapso, grado en que se han alcanzado los objetivos planteados.
- Eficiencia.- Nivel de logros obtenidos contra los recursos que debieron ser invertidos para ello, cuánto cuesta en tiempo y/o dinero cumplir con determinadas actividades.
- Calidad.- Conjunto de propiedades o características de un producto o servicio. El concepto de calidad que manejan, por ejemplo las normas ISO, está directamente vinculado a la satisfacción del usuario.
- Costo-efectividad.- La idea es determinar la relación existente entre el nivel de los resultados obtenidos y los costos que implica alcanzar los objetivos planeados por la biblioteca.
- Costo-beneficio.- Relación existente entre los beneficios derivados de un servicio y el costo de su producción. Se compara lo que se gasta con lo que se obtiene. Por sus características, los beneficios de la información son prácticamente imposibles de medir en términos monetarios, por lo tanto, es discutible la aplicación de este tipo de estudios en función de su utilidad y apoyo a la gestión (toma de decisiones).
- Indicador.- Expresión (que puede consistir en una serie de números, símbolos o palabras) utilizada para describir actividades (sucesos, objetos, personas) en términos cuantitativos y cualitativos, para evaluar dichas actividades, y el método utilizado.
Ahora bien, desde la premisa de que “los usuarios son la razón de ser de las bibliotecas” es que los recursos humanos encargados de dirigir y gestionar los acervos de las bibliotecas con fondos antiguos deben evaluar el costo-efectividad de, por ejemplo, tecnologías de la información, con el objetivo de brindar servicios de calidad a sus usuarios, con un grado que va desde lo aceptable a una alta calidad; para ello se debe actuar y administrar los recursos de una forma eficaz y eficiente.
Conclusión
A lo largo del presente ensayo hemos podido apreciar la importancia que reviste el hecho de realizar una buena gestión de bibliotecas y organizaciones con fondos antiguos. Hemos podido comprobar que las competencias claves o distintivas del bibliotecario de fondo antiguo que se aplican en el ámbito laboral, requieren determinados conocimientos y habilidades especializados que se adquieren o se desarrollan en el ejercicio profesional y como resultado de intervenciones formativas.
A lo largo de los siglos la biblioteca se ha caracterizado por ser un ente de enorme adaptabilidad, que ha sabido generar una tendencia de reinvención de sí misma en las diferentes épocas históricas de la humanidad, logrando que su tipología, sus acervos e incluso algunos edificios se constituyan como testimonios del pensamiento, así como del entorno socioeconómico y geográfico; de la evolución misma del hombre y su mundo.
La biblioteca ha evolucionado a medida que el mundo de la información se ha complejizado, con la finalidad de satisfacer las necesidades de información de sus usuarios. Dicho comportamiento evolutivo es lo que ha llevado a la biblioteca a diversificarse e innovar.
Las bibliotecas y unidades de información con fondos antiguos son conscientes del importante rol que juegan en la sociedad, en las organizaciones de las cuáles dependen y para sus usuarios-investigadores, por lo que buscan innovar en sus procesos y servicios, actualizarse y formar a sus recursos humanos con el objetivo de satisfacer las necesidades de información de sus usuarios, establecer programas de cooperación con organizaciones pares, y lograr así una revalorización que les permitan seguir con su evolución en este escenario global y cambiante.
Referencias
- Acevedo-Díaz, J. A., Vázquez-Alonso, A., Manassero-Mas, M. M., & Acevedo-Romero, P. (2007). Consensos sobre la naturaleza de la ciencia: fundamentos de una investigación empírica. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las ciencias, 42-66.
- Ammons-Stephens, Shorlette, Holly J., Cole, Keisha, Jenkins-Gibbs, Catherine Fraser Riehle y William H. Weare Jr. Developing core leadership competences for the library profession. Library Leadership & Management 23, nº 2 (2009): 63-74.
- Cota Romero, J. L. (2019). Competencias profesionales de los recursos humanos de bibliotecas con fondos antiguos. Tesis. Maestría en Administración y Gestión de Instituciones Educativas. Universidad Autónoma de Puebla, Facultad de Administración.
- Madrid, I. (2002). Evaluación de bibliotecas: su necesidad e importancia. Información, cultura y sociedad, (6), 103-113. http://eprints.rclis.org/17020/1/ICS%206%20p%20103-113.pdf
Nota aclaratoria: La biblioteca Eusebio F. Kino y la biblioteca Franciscana de la UDLAP participaron en el estudio que se menciona en este artículo; agradecemos al autor quien generosamente nos ha permitido extraer parte de sus reflexiones para presentarlo aquí. Un texto más completo puede leerse consultando la tesis o en “Revalorización del bibliotecario de fondo antiguo” en https://digitalcommons.fiu.edu/led/vol1/iss8/3/