Minerva Ortiz Romellón
Fondo del General Roque González Garza. Universidad Panamericana
La Revolución Mexicana, esa lucha sangrienta que duró más de diez años, engendró gente valiosa que intervino con las armas o con el pensamiento en la transformación de nuestro país.
Una de esas personas es Roque González Garza, un hombre que participó con honradez, congruencia y sinceridad en esta gesta. Vivió siempre con estas virtudes en sus diferentes facetas: como político, depositó sus más firmes convicciones en la persona del Presidente Madero y lo apoyó incondicionalmente, no sólo en su lucha previa a ocupar la Presidencia, sino también cuando ejerció esa responsabilidad, acompañándolo y sirviéndole a él y al país hasta el final de su vida.
El General González Garza declaró con honestidad su falta de edad, experiencia y conocimiento para asumir la Presidencia de la Soberana Convención, la cual se desarrollaba en un ambiente de miedos y ambiciones. Denunció las condiciones en las que se encontraba el país y la falta de entendimiento entre los participantes a la Convención e incluso tuvo el valor de ofrecer que, de no cumplir como Presidente Interino de México, se le destituyera y se le pasara por las armas.
Lejos de las armas, finalizada su intervención revolucionaria, el General González Garza dedicó gran parte de su tiempo a la lectura. Su biblioteca consta de cerca de 1,300 libros; muchos de ellos son de autores contemporáneos a él, quienes narraron hechos en los que participó o tuvo conocimiento, y en ellos el General estableció un diálogo con sus autores al desmentir, complementar, rectificar o hasta calificar las situaciones que se encuentran escritas de su puño y letra.
Son de destacarse los diálogos que entabló, dentro de sus lecturas, con muchos autores, que al igual que él fueron testigos de los hechos que vivieron, lo que lo llevó a realizar dentro de las mismas, diversas anotaciones y llamadas de atención mediante símbolos de aprobación, tales como “¡Ojo!”, cuando destacaba un hecho importante, o bien con “Falso”, al negar acontecimientos. De igual modo, completó con signos de interrogación, de admiración y en algunos casos hizo correcciones precisas de nombres, lugares y fechas, y complementó con precisiones de lo acontecido. Subrayaba, cuando aparecía, su nombre, tal vez con afán de reivindicación o quizás con la necesidad de consumir la historia, la cual, en muchos eventos, le fue adversa y hasta ingrata, por no haber sido del grupo de los que fueron favorecidos con la victoria y el reconocimiento.
Como muestra, presentamos una pequeña reseña de uno de los libros anotados por el General:
José Vasconcelos. La caída de Carranza. De la Dictadura a la Libertad. Primera edición. México, 1920.
Este libro abarca el periodo final del mandato del Primer Jefe, don Venustiano Carranza, en el año 1920, cuyo deseo era imponer en la Presidencia a Ignacio Bonillas, violando el voto, mientras que el clamor nacional era hacer efectivo su sufragio en favor de la libertad y la justicia. El volumen está conformado por diversos artículos de propaganda política, cuyos autores se convirtieron en oradores y periodistas: Álvaro Obregón, Antonio I. Villarreal, Miguel Alessio Robles, el propio José Vasconcelos, Manuel Mestre Ghigliazza, Jesús Urueta y Enrique Beltrán, entre otros, quienes unieron sus voces llamando a la unión de las distintas facciones, para que sin tener que recurrir a las armas, se sacudiesen la dictadura de Carranza. En ellos se denunciaban los malos manejos, la sangre derramada, las arcas que fueron vaciadas sin razón, denuncias que lograron finalmente el derrocamiento del carrancismo.
En el Manifiesto de Álvaro Obregón incluido en este libro, él se presenta como candidato a la Presidencia de la República para el siguiente período constitucional:
Soy candidato a la Presidencia de la República en la próxima campaña electoral. No tengo compromisos de ninguna índole ni dentro ni fuera del país.
El General González Garza anota sobre lo anterior:
Ya siendo Presidente, comprometió a la República con el Tratado de Bucareli.
En otro apartado, José Vasconcelos se refiere a Carranza como:
El déspota que despojó a Zapata; como el Jefe rencoroso que mandó matar al General Ángeles por encima del amparo de la Suprema Corte, el mal hombre que a tantos mató, desterró y despojó.
A lo anterior, el General González Garza concluyó:
[...] al hombre que calumnió a Villa y lo destrozó con el apoyo de E.E.U.U.
Resulta lo anterior una clara muestra del carácter recto y las firmes convicciones del General González Garza.