La fortuna es una mujer con voluntad de acero que sabe dejarse llevar por el viento si le place y lo considera necesario. Y que además es hábil artesana, teje destinos meticulosamente. En un grabado antiguo que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Siena, a la cual pertenece el hospital donde por azar fuera a morir Italo Calvino, la Fortuna hace girar la rueda donde se hilan nuestras venturas y desventuras. En la cara iluminada de su circunferencia leemos las cinco vocales en el orden que da nombre y lleva en la frente esta casa editorial iluminada: Auieo. No supe al leerlas que había en ellas un significado más allá de su enumeración. Pero la Fortuna me llevó a conocer a Marco Perilli y por él me enteré de que Dante en su Convivio sitúa a esta secuencia de vocales como un antiguo verbo perdido cuyo significado es vincular a las palabras y que es uno de los orígenes posibles de la palabra autor. Añade Dante que quien se fije bien verá que esas vocales son a la vez alma y atadura dentro de toda palabra. Dante usa la inusual palabra ligamen, que quiere decir vínculo pero también tiene un significado oculto de embrujo, de magia. Las palabras literarias, más allá de su utilidad inmediata de comunicación, abren compuertas y ventanales a mundos insospechados que convierten a los libros en actos creativos radicales que nos embrujan. Lo asombroso es, para algunos, simplemente mágico.
En las vocales a u i e o soplan los vientos de cinco poderes. Primero, el acto fundador de quien escribe con autoridad como la define Dante: ejerciendo actos de autor. Segundo, el poder de vincular a las palabras entre sí. Tercero, el poder de vincular a los autores con sus posibles lectores y a las culturas de lenguas diversas y distantes. Cuarto, todo eso justamente es el poder de ser editor como lo ha ido definiendo en sus actos el creador de Auieo. Quinto, Auieo es trasporte de almas, ejercicio de lo inusitado, acto creador más allá del de la autoría: magia vocalizada.
La revista que fundó Marco Perilli en Italia a la sombra de esas cinco vocales fue un inesperado vínculo extendido entre ciertos autores de varios continentes y muy especialmente autores de México que se daban a conocer en italiano. Nadie podría haberse imaginado la tenacidad con la que el proyecto crecería, tomaría cuerpo y consistencia. El siguiente paso natural fue editar, principalmente para amantes de libros especiales —los bibliófilos—, libros con traducciones de autores que escriben en español. Una sensibilidad decantada lo hizo elegir autores heterodoxos con implícita vocación de clásicos más o menos secreta: es decir, autores que ejercen siempre una rigurosa composición. Muy pronto el proyecto se amplió a varias colecciones y se afincó totalmente en México y en el español.
Marco Perilli sabe que el trabajo editorial es en gran parte colectivo y ha sabido siempre tejer complicidades esenciales, con sus autores, con artistas, con colaboradores, con asociados de diversa índole y con públicos lectores de varios continentes. Pero Perilli es sin duda quien le da autoridad al fenómeno Auieo. Él, su rico y complejo mundo policultural, su saber y su sabor, su destreza editorial y su ramillete de anhelos inteligentes, su capacidad de ser interlocutor de sus contemporáneos, lo hacen autor final e indispensable del proyecto Auieo. Cuando la Fortuna es nuestra, ante nuestros ojos se tejen los hilos de los libros que nos vinculan y nos entretejen y enriquecen la existencia.
Para quienes lo conocemos y gozamos de su labor editorial desde el comienzo, con mayor razón aún quienes hemos sido editados por él o hemos editado sus textos de creación, es evidente que la Fortuna le sonrió a México cuando nos trajo a Marco Perilli y que su mirada fresca ha sido como una transfusión de nueva sangre sabia al cuerpo de la cultura mexicana. Su voluntad de acero lo ha hecho perseverar y multiplicar las venas de esta transfusión. El sistema circulatorio de un cuerpo vincula a todas sus partes pero también les da alma al asegurar desde el corazón el ritmo de la vida. Y su alma es un soplido que recupera y pronuncia con latidos el más antiguo verbo mágico: auieo. Finalmente, la destreza editorial de Marco Perilli lo ha hecho crear libros que son objetos únicos, de huella tan profundamente suya que se han vuelto indispensables, han marcado entre todos los libros hechos en México una diferencia trascendental. Su huella habita y late ya en todas nuestras vocales, por fortuna.
Texto preparado por Alberto Ruy Sánchez para la Exposición Editorial AUIEO, una retrospectiva, que se presenta en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada.
Compartimos la dirección a la página de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, integrante de la AMABPAC http://bit.ly/1mjJrLw