La Segunda Guerra Mundial ocasionó una gran oleada de inmigrantes de distintos grupos y entre ellos se encontraban los judíos que llegaron a México en calidad de refugiados. Para mantenerse informados de la situación de Europa crearon distintos tipos de periódicos entre los que destacan Der Weg y Prensa Israelita.
Durante la guerra se impusieron medidas de austeridad entre las cuales hubo restricciones de calzado y de la tela; además se solicitaba reciclar los textiles, teñir los zapatos y limitar el uso los colorantes, así como de los polvos para mujeres [1. 100 años de moda] En este periodo tanto hombres como mujeres utilizaban ropa de materiales baratos.
Por otra parte, la industria de la moda en Europa se había detenido precisamente debido a la guerra, situación que aprovechó Estados Unidos para impulsarla en su territorio. Como resultado las importaciones norteamericanas de este rubro se volvieron innovadoras y atractivas para de la sociedad mexicana, incluyendo, por supuesto, a los lectores de Der Weg y Prensa Israelita.
Es importante aclarar que la mayoría de estos productos importados eran caros o, en su defecto, los judíos no contaban con el dinero suficiente para hacerse de ellos. Hay que recordar que muchas de las personas que llegaron a México habían vendido sus abrigos, joyas o bienes para poder trasladarse a América y aún no estabilizaban su poder adquisitivo.
Con todo, los periódicos contaban con diversos anuncios que describían lo nuevo en la moda, asegurando su calidad y sus lugares de origen. Los productos que se ofrecían en el periódico Der Weg se caracterizaban por estar en idish, algunas veces combinado con el español, mientras que en Prensa Israelita todo era en español.
Los artículos que se mostraban en estos periódicos en 1945 eran de una gran diversidad y provenían lo mismo de pequeños talleres que de grandes tiendas de moda. En Der Weg había una gran variedad de ropa interior, así como anuncios de medias y otros accesorios para mujeres.
Sobresale en los anuncios la gran industria textil en la Ciudad de México, en la que residió la fuerza de los primeros ingresos de los judíos, impulsando todo tipo de talleres. Se puede observar también que los empresarios iniciaron ventas al mayoreo, así como la concentración de negocios que se dio en algunas zonas de la urbe.
Entre las principales tiendas de moda anunciadas en estos periódicos se encuentra “El Oso Blanco”, especializada en la venta de pieles importadas de Rusia y que contaba con una gran variedad de productos. Uno de sus anuncios dice: “El Oso Blanco se pone a disposición de usted para mostrarle sus creaciones de última moda en abrigos, sacos tres cuartos, capas, estolas, mancuernas, cuellos, etc.”[2. El Oso Blanco en Prensa Israelita a 8 de septiembre de 1945, Número 1, p. 6] De acuerdo con el mismo anuncio, las pieles que más se solicitaban eran las de zorro, mink y nutria, entre otros.
A medida que iba avanzando el año, es más notoria la importación de los productos de Estados Unidos, así como la influencia que estos tuvieron en México, donde muchos modistas se inspiraron en sus estilos y tendencias.
La Asociación de Textileros Judíos en la Ciudad de México tuvo una gran etapa de desarrollo en este periodo, ya que a través de dicha agrupación muchos judíos pudieron seguir con sus negocios, reforzados, en algunas ocasiones, por la Cámara de Industria y Comercio, institución judía que se dedicó a apoyar a los pequeños y grandes empresario judíos.
Algunos negocios judíos fueron concentraciones de diversos artículos de modas; como ejemplo tenemos la Casa Hans, dedicada a la venta de pieles finas de nutria, lobo, etcétera.
Las zapaterías vendían también por mayoreo y menudeo. Algunos de estos negocios pertenecían a dos o más familias, como es el caso de El Calzado Mexicano, de las familias Grimberg y Podbilevich, ubicado en la calle de Uruguay número 119, en la Ciudad de México.
Estos son algunos de tantos ejemplos de industrias que se encontraban en 1945 en la Ciudad de México. Algunos han desaparecido por completo pero otros han sido el punto de partida para empresas más grandes que hoy en día siguen ofreciendo sus productos.
Como siempre, hay que destacar la manera en que observar las huellas del pasado como aparecen en la prensa y en otros documentos permite reconstruir numerosas historias, en las que hay esfuerzo, sacrificio y –en muchas ocasiones– triunfo.