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Libros de alfabetización y enseñanza en México

María José Hernández Alonso | Sala de Archivos y Colecciones Especiales. Universidad de las Américas Puebla

La Sala de Archivos y Colecciones Especiales (SACE) de las Bibliotecas UDLAP alberga impresos que sirvieron de apoyo para la alfabetización y educación en diferentes momentos de la historia de México.  Estos materiales, a pesar de no tener una edición lujosa, son valiosos por el uso que pretendían cumplir. En las siguientes líneas presentaremos cronológicamente los distintos materiales, sus características, así como el contexto en el que se desarrollaron.

Tras la conquista española y el comienzo de la evangelización, el primer grupo de religiosos que arribó a Nueva España fue el de los franciscanos, quienes utilizaron varios métodos para catequizar a los indios, como el canto y el baile; posteriormente, con la llegada de la imprenta en 1539 a Ciudad de México, se apoyaron de los impresos religiosos para lograr sus objetivos.

El primer impreso que sirvió para la evangelización fue Cartilla para enseñar a leer de 1569, escrita por fray Pedro de Gante. La cartilla era un instrumento recurrente para aprender a leer; según Dorothy Tanck, durante toda la época colonial la mayoría de las personas aprendieron a leer con estos libritos y el método llamado «deletreo», que consistía en mirar el alfabeto en la cartilla e identificar y pronunciar cada letra. Por ejemplo, al ver «ban», el estudiante decía: «be», «a», «ene», «ban». La cartilla de Gante es un pequeño cuadernillo de 16 fojas. Al inicio presenta el alfabeto y las vocales como parte de la enseñanza de la lectura y la escritura. Continúa con las oraciones, Padre Nuestro, Ave María, Credo y Salve, en los tres idiomas más importantes del momento: castellano, latín y náhuatl.

En la actualidad, el único ejemplar original del que se tiene noticia y que llegó hasta nuestros días, se encuentra en la Biblioteca Henry Huntington de San Marino, California, en los Estados Unidos. En la SACE resguardamos dos facsímiles, uno publicado en 1947 y otro en 1959.[1] Estos ejemplares nos permiten conocer la obra como si se tratara del original. Al hojearlos es posible reconocer las características de los primeros libros impresos: las estampas xilográficas, los tipos góticos que se usaron para la impresión, amplios márgenes a los lados y el uso de letras capitulares.

El primer libro de alfabetización en América. Cartilla para enseñar a leer. Impresa por Pedro Ocharte en México, 1569, con estudio crítico, bibliográfico e histórico de Emilio Valton, México, 1947,
Antigua Librería Robredo.
Fray Pedro de Gante, Cartilla para enseñar a leer. Impreso por Pedro Ocharte en la Ciudad de México – Año de 1569. México, 1959,
Academia Mexicana de la Educación.

Otro texto que se utilizó para la enseñanza de la lectura en la época colonial fue Catecismo de la Doctrina Cristiana del Padre Ripalda, impreso por primera vez hacia 1591 en Toledo. Es uno de los textos educativos cristianos más longevos de la historia, pues aún después de la Independencia y Revolución, se siguió editando. De hecho, los ejemplares que resguardamos en la SACE son de 1800,[2] 1907, 1940, 1946 y 1957.

El catecismo del padre Ripalda fue un texto creado por el jesuita Jerónimo Martínez de Ripalda. Al principio, el librillo era traído de España; después, Pedro de la Rosa consiguió el permiso del Rey para imprimirlo en Nueva España. Fue en 1687 cuando se imprimió la primera versión mexicana, titulada Doctrina cristiana traducida de la lengua Castellana en lengua Zapoteca Nexitza. Posteriormente, también se hicieron traducciones en náhuatl, otomí y tarasco,[3] sñala el investigador López Ruelas. El catecismo de Ripalda era un libro pequeño estructurado de la siguiente manera: al principio se disponen advertencias, en las que se mencionaban fechas importantes para la religión cristiana. Después se encuentran las oraciones, Padre nuestro, Ave María, Credo y Salve, así como los mandamientos, entre otros contenidos. Sigue con un conjunto de preguntas y respuestas que tenían por objeto la enseñanza de las bases de la doctrina cristiana de manera didáctica. Nuevamente se presentan más oraciones, algunas dedicadas a santos particulares. Finaliza con las tablas de multiplicar, sumas y restas.

Gaspar de Astete, Catecismo de los padres Ripalda y Astete, tomo I, Madrid, 1800, Imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia.

Para el siglo XX surgieron otros textos con un enfoque distinto a los que presentamos líneas arriba. Por ejemplo, en la SACE resguardamos un cuadernillo titulado Fermín, impreso en 1927. Fue escrito por Manuel Velázquez Andrade e ilustrado por Diego Rivera. El texto presenta, por medio de lecciones sencillas, la vida de un pequeño niño de campo cuyo padre trabajaba como peón de una hacienda y era explotado por el patrón. En las diferentes páginas narra cómo la lucha agrarista liberó a esta familia y le otorgó tierras para que se independizaran económicamente. Así, el pequeño Fermín tuvo, gracias a la Revolución, todas las oportunidades de llevar una vida digna, prepararse, aprender e incluso llegó a desempeñar puestos públicos de importancia (Engracia Loyo). Este impreso es muestra de otros procesos históricos y de los nuevos conocimientos que buscaba inculcar el gobierno posrevolucionario; de hecho, el texto fue editado y distribuido por la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Manuel Velázquez Andrade, Fermín, México, 1927.

Otros impresos del siglo XX que merecen especial atención son una serie de cartillas publicadas a partir de 1944 por la SEP y el Instituto de Alfabetización en Lenguas Indígenas. Dichas cartillas pertenecen a una campaña de alfabetización que inició a partir de la Ley de emergencia de 1944. Esta promulgación del gobierno derivó de la preocupación del Estado por el número de población analfabeta que tenía el país en ese momento: más de 9 millones de mexicanos.[1]

Bajo esta ley se mandó a imprimir la cartilla titulada Campaña nacional contra el analfabetismo en 1944. Es un texto sencillo que al inicio presenta las vocales, después conjugaciones entre ellas, y luego, a partir de oraciones fáciles, comienza a introducir al educando al aprendizaje de la lectura. Al final tiene una recopilación de historias relacionadas con el hogar, el medio ambiente, las fiestas y termina desarrollando temas de civismo e historia.  

Después, preocupados por la alfabetización de los indígenas monolingües, se planeó editar 6 cartillas más, una para cada región diferente: mayas, otomís, tarascos, tarahumaras y nahuas. Al final, solo se imprimieron en 1946, 5 cartillas monolingües que excluyeron la tarahumara. Las características de las cartillas monolingües son similares a la nacional, presentan la misma estructura y están complementadas con dibujos alusivos a los temas. Al inició de cada cartilla se presenta a los lingüistas quienes participaron en la creación de las obras. En la SACE conservamos un ejemplar de cada una de las 6 cartillas.

Secretaría de Educación Pública, Campaña Nacional contra el Analfabetismo. Cartilla 1944-1946,
México, 1944, SEP

Conclusión

En la Sala de Archivos y Colecciones Especiales resguardamos distintos impresos educativos que sirvieron de apoyo para la enseñanza de la lectura y escritura en ciertos momentos históricos. Su conservación es importante porque a través de ellos podremos reconstruir la evolución del pensamiento educativo y los métodos de enseñanza. Cada uno de ellos muestra los distintos temas que deseaban transmitir a la sociedad, así como los diferentes tipos de edición e impresión. Conservar estos ejemplares ayudará a que más investigadores analicen cada uno de ellos a detalle, pues las vetas de estudio son amplias e interesantes.

Bibliografía

Astete, Gaspar de (1800), Catecismo de los padres Ripalda y Astete, tomo I, Madrid, Imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia,

Escalante, Carlos (2013), «Las cartillas de alfabetización de la campaña de 1944-1946 en México» en Revista Mexicana de Historia de la Educación, México, Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, vol. 1, núm. 1, páginas 155-162.

Gante, Fray Pedro de (1959), Cartilla para enseñar a leer. Impreso por Pedro Ocharte en la Ciudad de México, año de 1569. México, Academia Mexicana de la Educación.

López Ruelas, Sergio (2015), Los libros devotos. Influencia del Catecismo del Padre Ripalda en la Guadalajara de los siglos XVII al XX, tesis para obtener el grado de Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información, México, UNAM.

Loyo, Engracia (1998), «Lectura para el pueblo, 1921-1940» en Historia Mexicana, México, El Colegio de México, núm. 33, páginas 298-347.

Tanck, Dorothy (1997), «La enseñanza de la lectura y de la escritura en la Nueva España, 1700-1821» en Historia de la lectura en México, México, El Colegio de México, segunda edición, páginas 49-93. 

Valtón, Emilio (1947), El primer libro de alfabetización en América. Cartilla para enseñar a leer. Impresa por Pedro Ocharte en México, 1569, México, Antigua librería Robredo.

Velazquez Andrade, Manuel (1927), Fermín, México [sin datos de publicación]

Referencias

[1] La publicación de 1947 tiene una introducción de Emilio Valton. La de 1959 es solo la reproducción facsimilar.

[2] La edición de 1800 es un conjunto de tres pequeños libros que corresponden con los tomos I, III y IV. Es una versión distinta pues conjunta el catecismo del padre Ripalda y Astete.

[3] La versión más antigua de la que se tiene conocimiento actualmente es la de 1758, que se encuentra en la Biblioteca Nacional de México.

[4] Según datos de Escalante Fernández (2013: 157), el censo de población de 1940 indicó que México tenía una población de 19 653 552, de los cuales 9 411 075 eran analfabetos, es decir el 48 % de la población total; por esta razón se imprimieron 10 millones de cartillas.

* La maestra María José Hernández Alonso es coordinadora de la Sala de Archivos y Colecciones Especiales de la UDLAP.

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