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Biblia de Sacy o Vencé y Calmet

Ana Paola Vega Gómez | Maná, Museo de las Sagradas Escrituras

Esta versión de la Biblia tiene varios nombres. Se conoce en Europa como «Biblia de Sacy, Vencé y Calmet», «Biblia Port-Royal» o únicamente «Biblia de Vencé». Nos referiremos a esta traducción bíblica en castellano como la «Biblia de Vencé y Calmet». Abordaremos un poco de su historia en dos etapas. La primera se desarrolló a partir del siglo XVII, en la abadía Port-Royal, en Francia, pues en sus orígenes es una traducción del latín de la Vulgata al francés. Esta versión fue elaborada con el texto base de una traducción de la Vulgata Sixto Clementina[1] al francés, que fue una edición posterior a la Biblia Vulgata Sixtina, editada en 1592 como el nuevo texto oficial de la Biblia por mandato del papa Clemente VIII.[2] La labor de traducción fue hecha principalmente por el sacerdote de la abadía, Louis Isaac Lemaestre de Sacy, lugar de Francia del que se tomó el nombre; por tal razón se conoce como «Bible de Sacy» o «Biblia de Port-Royal».

De Sacy fue el principal artífice, pero no el único: Las profusas notas, referencias, disertaciones, comentarios y reflexiones hechas por varios religiosos franceses, entre los que destacan el padre Henri Francois de Vencé y el abad benedictino Agustín Calmet, hicieron que la obra se hiciera conocida bajo el nombre de Biblia de Vencé.[3]Es importante destacar que la obra de Sacy fue un esfuerzo colaborativo en el que participaron otras figuras asociadas con Port-Royal, como es el caso del filósofo Blaise Pascal, Robert Arnauld d’Andilly y Pierre Nicole. La Biblia Port-Royal fue la manifestación de un movimiento intelectual y teológico más amplio.

Esta traducción se erige como un logro monumental en la literatura francesa, celebrada por su pureza lingüística y su profundo impacto en la cultura religiosa y literaria de Francia.

En la segunda etapa de esta reseña abordaremos la vinculación de la Biblia Port-Royal con el ámbito hispanohablante. Tal vinculación la encontramos en el convulsionado ambiente de México en la primera década como nación independiente (1821-1831). Para comprender la importancia de la Biblia de Vencé y Calmet debemos remitirnos al México del siglo XIX, a la Constitución de 1824 en su artículo 3o que estipula la prohibición de profesar otra religión que no fuera la católica apostólica romana. Esta prohibición fue una constante en la mayor parte del territorio de Latinoamérica desde el siglo XVI y estuvo acompañada de la restricción de traducir, difundir y leer en lenguas vernáculas las Sagradas Escrituras, con el fin de salvaguardar la doctrina y la unidad de la fe.

La Biblia de Vencé y Calmet pertenece a una serie de versiones bíblicas en castellano que circularon en América Latina, entre las que se encuentra la Biblia Torres Amat (1825) en 9 volúmenes, traducida de la Vulgata latina al español; la Biblia Nácar-Colunga (1943), que es una traducción del texto masorético y del griego de la LXX; la Biblia del Padre Scíoy; y la Biblia de Vencé y Calmet traducida del latín al español, aunque esta última cabe precisar que no fue una versión autorizada.

Relación de la Biblia Port-Royal con la Biblia de Vencé y Calmet

En México, entre 1827 y 1830 se distribuía una versión católica pero de formato protestante. Era la Biblia del Padre Scío de San Miguel, en castellano, sin los libros deuterocanónicos y sin los comentarios de los padres de la iglesia. Fue una versión distribuida por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (SBBE); dicha labor estaba a cargo del colportor escocés, Diego Thompson. Sin embargo, esta versión, así como las anteriormente mencionadas, a excepción de la de Vencé y Calmet, no fueron traducidas y tampoco impresas en México; provenían en su mayoría de España. Thompson y su labor de distribución se vieron obstaculizados a causa del edicto promulgado en Ciudad de México por el cabildo Metropolitano en 1828, documento en el que las autoridades eclesiásticas prohibían a los feligreses la aceptación de las biblias sin comentarios y sin los deuterocanónicos que distribuyó Thompson.[4] El colportor se vio forzado a salir de México en 1830, aunque volvió en 1842.

Al poco tiempo de regresar al territorio mexicano por segunda ocasión, se enteró de que estaba en circulación una versión de la biblia publicada por un impresor de larga trayectoria en la capital del país. Se trataba de Mariano Galván Rivera, quien abrió su taller gráfico en 1826 y es reconocido por sus calendarios, publicados desde entonces. Algunos de los títulos más destacados que se imprimieron en su taller fueron: El periquillo sarniento de Joaquín Fernández de Lizardi; El cocinero mexicano o colección de las mejores recetas;y Catecismo de urbanidad civil y cristiana para escuelas, por mencionar algunos.

Galván Rivera, en colaboración con ocho sacerdotes mexicanos y algunos seglares como Manuel Carpio y Atanasio Ochoa, se dieron a la tarea de traducir la Biblia y las notas al castellano conforme a los comentarios de Vencé y Calmet; publicaron su trabajo en 1831. Cabe mencionar que esta versión no fue mandato de alguna autoridad eclesiástica en territorio mexicano, sino un trabajo independiente de los ocho colaboradores y del propio Galván Rivera. En la traducción de esta biblia fue utilizada la cuarta edición francesa ya antes mencionada (Bible Port-Royal) de 1820. La nueva edición impresa en el taller de Galván apareció en 25 tomos entre los años 1831 y 1836, y contenía el texto bíblico de la Vulgata, el texto en castellano, las notas, los mapas y extensas disertaciones.[5] Esta biblia fue la primera traducción elaborada e impresa en América Latina, y por consiguiente, en Ciudad de México.

Aspectos generales de la Biblia de Vencé y Calmet en castellano

Estructura y contenido de la Biblia de Vencé y Calmet

Como ya dijimos, esta edición consta de 25 tomos, lo que es muestra de que se trata de una obra de extensa magnitud, pues contiene las disertaciones (largas argumentaciones realizadas por Vencé y Calmet), comentarios de los padres, el texto bíblico en latín de la Vulgata y el texto bíblico en castellano.

A continuación presentamos un listado de ejemplos:

El tomo I contiene notas críticas e históricas, discursos y disertaciones que abarcan el total de este tomo. Podemos apreciarlo en el índice:

El tomo II contiene el prefacio y la disertación sobre el Génesis que abarca hasta la página 54. El texto bíblico del Génesis contempla las columnas en latín y en español (esta estructura es para todo el texto bíblico) y los comentarios al pie de página; la misma estructura con el Éxodo. Al final, incluye una nota sobre la interpretación de san Jerónimo.

El tomo III contiene el prefacio, dos disertaciones y el texto bíblico del Levítico; el prefacio, cuatro disertaciones y el texto bíblico de Números.

El tomo IV, el Deuteronomio y Josué.

El tomo V, los Jueces y Rut.

El tomo VI, los dos últimos libros de los Reyes.

El tomo VII, el prefacio y una disertación así como los Paralipómenos.

El tomo VIII, prefacio, cuatro disertaciones, el libro de Esdras; prefacio y dos disertaciones del libro de Tobías; prefacio del libro de Judit, una disertación, Judit; prefacio y disertación sobre el libro de Ester, Ester y cinco fragmentos del libro de Ester.

El tomo IX, prefacio, cuatro disertaciones, Job, un discurso y once disertaciones. De las disertaciones que más llamaron mi atención son: Disertación sobre la poesía hebrea, Calmet y Disertación sobre el orden de los salmos considerados en el sentido profético que tiene por objeto a Jesucristo y a su Iglesia.

El tomo X, cuatro disertaciones, prefacio y los Salmos.

El tomo XI, el prefacio, dos disertaciones y los Proverbios; el prefacio sobre el Eclesiastés, dos disertaciones y Eclesiastés; prefacio sobre el Cantar, una disertación y el Cantar; prefacio sobre el libro de la Sabiduría, dos disertaciones y Sabiduría.

El tomo XII, el prefacio sobre el libro del Eclesiástico, cuatro disertaciones y Eclesiástico, una disertación y cuatro compendios.

El tomo XIII, el prefacio general sobre los Profetas, disertación sobre la inteligencia de los profetas, prefacio sobre Isaías, cuatro prefacios e Isaías.

El tomo XIV, el prefacio sobre Jeremías, disertación sobre los Recabitas, Jeremías; prefacio sobre Lamentaciones de Jeremías, Lamentaciones de Jeremías; prefacio sobre Baruc, Baruc y las disertaciones sobre la ruina de Babilonia.

El tomo XV, el prefacio sobre Ezequiel, cuatro disertaciones, Ezequiel y un suplemento a las notas de los capítulos XLV y XLVIII.

El tomo XVI, el prefacio sobre Daniel, dos disertaciones, una advertencia sobre la última disertación y observaciones sobre los profetas mayores.

El tomo XVII, prefacio general sobre los doce profetas menores, prefacio sobre Óseas, Óseas, Joél, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Aggeo, Zacarías y Malaquías.

El tomo XVIII contiene una advertencia, observación sobre Óseas hasta Malaquías, prefacio sobre los dos libros canónicos de Macabeos y dos disertaciones; Macabeos, disertación sobre el III y IV libro de Esdras, observaciones sobre el III y IV libro de los Macabeos, y compendio de la historia de los judíos, descendientes de Herodes de quien se habla en los libros del Nuevo Testamento.

El tomo XIX contiene el prefacio general sobre los libros del Nuevo Testamento Prolegómenos, prefacio sobre los santos Evangelios, armonía de los santos Evangelios, disertación sobre los años de Jesucristo, disertación sobre la genealogía de Jesucristo, suplemento a la disertación de Calmet sobre la genealogía de Jesucristo y 18 disertaciones más.

El tomo XX contiene la concordancia de los santos Evangelios, o el texto de los cuatro Evangelios distribuido según el orden de los hechos; tabla de los capítulos de la concordancia con la indicación de los textos paralelos; tabla armónica de los santos Evangelios; prefacio sobre el Evangelio de san Mateo; Mateo; prefacio sobre el evangelio de san Marcos y Marcos.

El tomo XXI contiene el prefacio sobre el Evangelio de Lucas, san Juan, suplementos a los prefacios sobre los libros de los santos Evangelios o análisis de estos cuatro libros, prefacio sobre los Hechos de los Apóstoles, disertación sobre las elecciones de los apóstoles, cinco disertaciones más y Hechos de los Apóstoles.

El tomo XXII contiene la tabla cronológica de las Epístolas de san Pablo, prefacio general a las epístolas de san Pablo, prefacio a las Epístolas a los Romanos, disertación sobre la salvación de los gentiles, dos disertaciones, y prefacios de cada una de las Epístolas, desde 1 y 2 a Corintios hasta Colosenses.

El tomo XXIII es la continuación de las Epístolas de san Pablo: epístolas canónicas, prefacio sobre la epístola a los Tesalonicenses, primera e. a los Tesalonicenses, prefacio sobre la segunda epístola a los Tesalonicenses, disertación sobre el Anticristo, prefacios previos a cada epístola hasta la epístola universal de Judas.

El tomo XXIV contiene el prefacio sobre el Apocalipsis y dos disertaciones, el libro del Apocalipsis, Cronología sagrada, o tablas cronológicas para la inteligencia de los libros sagrados, sean históricos o proféticos, y suplemento de la cronología sagrada.

El tomo XXV, tablas.

­­­­­Como ya se ha señalado esta obra es extensísima debido a las abundantes notas, disertaciones y comentarios, así como a la inclusión del texto bilbico tanto latino como castellano; por todo su estudio nos permitirá descubrir gran riqueza.

Aspectos generales de la traducción

– El texto traducido del francés se apega a la Vulgata.

– Se nota levemente la diferencia de traductores.

– El texto es de fácil lectura, incluso al nivel de las versiones padre Scío y Torres Amat.

– Las notas y comentarios son consideradas por algunos eruditos aún hoy insuperables.

– Las introducciones y prólogos son bastantes accesibles para tomarlos como fuente de consulta.

A continuación presentamos una tabla comparativa del Salmo 90 y un brevísimo análisis que nos permite advertir algunas diferencias en el texto.

Biblia Reina Valera 1960 Salmo CXBiblia de Vencé y Calmet Salmo LXXXIX * En la numeración hebrea corresponde con el salmo 90. La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre.Torres Amat (1825) Salmo CX  
1. Señor, refugio para nosotros te has hecho, generación en generación;


2. antes de que los montes se hicieran, y se plasmara la tierra y el orbe, y del siglo hasta el siglo, tu eres.


3. No apartes al hombre a humildad; y dijiste: «Convertíos, hijos de los hombres».






4. Porque mil años en tus ojos, como el día, el de ayer, el que pasó.  
1. SEÑOR, tú has sido nuestro refugio en la serie de todas las generaciones; siempre hemos puesto en ti nuestra confianza, y con justa razón;

2. Porque antes que fuesen hechos los montes, o se formara la tierra, y todo el universo saliera de la nada, eres Dios, lo eres desde la eternidad, y lo serás por todos los siglos.

3. Tú, Señor, que eres eterno, no reduzcas al hombre al último abatimiento, acortando el número de sus días; y pues que dijiste: Convertíos oh hijos de los hombres, no te canses de esperar su conversión durante todo el tiempo de vida, que siempre es muy corta en tu presencia;

4. Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer que ya pasó, y como una de las vigilias de la noche que dura poco;[6]
1 Señor, en todas épocas has sido tú nuestro amparo.



2 Tú, ¡oh Dios!, eres antes que fuesen hechos los montes, o se formara la tierra y el mundo universo; eres desde siempre y por toda la eternidad.


3 No reduzcas el hombre al abatimiento, pues dijiste: Convertíos, ¡oh hijos de los hombres!                  






4 Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer que ya pasó, y como una de las vigilias de la noche.[7]  

En la anterior tabla hay 4 versos del total de 17; se resaltan algunas apreciaciones, aunque advertimos que no podemos ser exhaustivos en estás páginas.

– Las palabras en cursiva en la versión que aquí revisamos hacen referencia a aquello que sirve como aclaración de lo que no viene en el texto hebreo y griego. Mi apreciación personal es que, si bien las palabras en cursivas no pertenecen al texto original –por señalarlo de alguna manera–, sí aportan belleza literaria. El ejemplo que propongo es el verso tres que dice no te canses de esperar su conversión durante todo el tiempo de vida, que siempre es muy corta en tu presencia; pareciera que la misma voz que exhorta al hombre a convertirse a Dios es la misma que expresa un anhelo plagado de preocupación, de que la paciencia divina no se agote mientras la vida breve del hombre transcurre.

– Si bien los cuatro versos leídos de la biblia de Vence y Calmet son más extensos por el motivo antes mencionado, la comparación con las otras dos versiones nos permite vislumbrar que el sentido del texto es coherente entre los tres.

Breve comentario sobre la disertación de la historia de los hebreos (tomo I, pp. 130-156)

La disertación mencionada es un recorrido histórico que parte desde Moisés, mencionando sus virtudes excelentísimas como historiador del pueblo judío. Por lo anterior Moisés es el depositario de la historia de los hebreos desde la creación hasta la entrada a Canaán, conocido como el Pentateuco, así como la continuidad de la historia ahora en voz de los sucesores como Josué, Samuel y los profetas quienes registran acontecimientos importantes del pueblo, como el exilio, el periodo macabeo, etcétera. Si bien esta disertación exalta la virtud de los hebreos como pueblo que conserva su historia, siempre celosos por su religión y muy instruido en su historia, esta diligencia lleva a los disertantes a que consideremos la historia de los hebreos como auténtica y verdadera. Sin embargo, también se hace mención en esta disertación de la historia de Israel a otras naciones y su antigüedad, con la intención de encontrar iguales motivos de creencia y de certidumbre. Al respecto dicen lo siguiente: Los Orientales en general parecen haber sido más cuidadosos en escribir sus historias que los pueblos de Occidente, porque son más antiguos y desde el principio cultivaron mejor las artes. Los Asirios, los Caldeos, los Fenicios, los Persas y los Egipcios conservaron como los hebreos, anales en los que escribían lo más notable que sucedía en su país.[8] Al mencionar otros imperios y personajes importantes de la historia universal como medos, romanos, griegos, etcétera, es notorio que también sean mencionadas la historia de América Septentrional y México, así como otros pueblos de América. Podemos resaltar que la intención de los disertadores queda bien expresada en la siguiente frase: que después de este larguísimo recorrido de todas las naciones del mundo en que se podría racionalmente presumir que se hallaran historias antiguas y seguras, debemos volver a los Israelitas, como a los verdaderos depositarios del antiguo origen de las cosas y de los primeros hombres.[9] Este recorrido histórico pretende rastrear el origen y causa de todas las cosas, es decir el origen y causa que es Dios, así como el papel que tuvo el pueblo hebreo como depositario de la revelación divina.

En este punto no es asunto menor resaltar que las disertaciones de esta versión bíblica están basadas en su mayoría en la tradición de la Iglesia. Esto no demerita que los autores eran conocedores de la historia universal ya que hacen un recorrido bastante amplio y lleno de referencias históricas.

Cómo llego la Biblia de Vencé y Calmet al Museo Maná

Es una historia de sucesos parciales que abarca varios años. Son 25 tomos que el profesor Cristian encontró sueltos, un tomo por aquí, otro por allá… Maná no tenía una colección completa y algunos tomos los encontró en diferentes librerías como las de antiguo o de ocasión. Aunque es la misma Biblia los encuadernados son distintos, ya que eran trabajos por encargo. Uno de estos tomos cuenta una historia singular, pues estaba en una caja de basura; el profesor Cristian pidió permiso para revisarla y efectivamente, ahí se encontraba uno de estos tomos, que compró a un precio muy bajo. El ejemplar tenía las pastas rotas y las primeras hojas carcomidas; en general estaba muy deteriorado. En algún momento se expuso en la Biblioteca México de la Ciudadela; esa institución restauró el encuadernado y las hojas dañadas reconstruyéndolas con papel arroz. Algunos otros tomos llegaron como regalos.

El licenciado Samuel Martínez donó un legado que originalmente perteneció a la doctora Estela Arias, que contenía varios de estos ejemplares, unos con un tipo específico de encuadernado y algunos tomos repetidos. Esto ocurrió entre 2018 y 2019. En ese mismo período se ofreció una colección que se encontraba en León Guanajuato, donde se recogieron los 25 tomos. Entre ese juego completo y los ejemplares sueltos que se han conseguido se cuenta con casi tres colecciones íntegras. Hay que añadir un facsímil del Atlas cuya impresión es de tamaño folio, mientras que los libros son de tamaño 1/4. Posteriormente se consiguió un armonario de los Evangelios impreso en el taller de Galván en tamaño 1/8.

Es importante recalcar que esta biblia, que no tenía licencias nihil obstat, e imprimi potest y el imprimátur, no es anticatólica, sin embargo resulta curioso que provenga del siglo XIX, una época en la que todos los libros debían tenerlo.[10] A esta versión bíblica que circulaba en México no se puso obstáculo ya que el contenido correspondía, por su formato y características, a las biblias autorizadas.

Conclusiones

La Biblia de Vencé y Calmet es de suma importancia para nuestra historia nacional, ya que forma parte del largo y convulsionado proceso que ha devenido en la tolerancia religiosa de nuestra nación.

Se trata de una buena fuente de comentarios de la época de la patrística, que pueden servir de consulta para los estudiosos de las Sagradas Escrituras.

Cabe mencionar que el aparato crítico puede ser de utilidad para comparar palabras entre la versión griega y la versión latina, sin ser una edición crítica.

Las disertaciones son una rica fuente de consulta ya que los autores dejan ver sus intenciones teológicas e intelectuales.

Como toda versión bíblica con notas, comentarios…, estos deben leerse bajo la autoridad de las Sagradas Escrituras.


[1] Iohanes Straubinger. «La biblia de Vencé, primera biblia impresa en América Latina» en La Biblia en español. Disponible en: <juanstraubinger.blogspot.com/2015/04/la-biblia-de-vence-primera-biblia.html>.

[2] https://cantoliturgico.org/. La doble numeración de los salmos en la Biblia.

[3] Iohanes Straubinger, op. cit.

[4] Carlos Martínez García. «James Thomson: un escocés distribuidor de la Biblia en México, 1827-1830», México, Maná, Museo de las Sagradas Escrituras, pp. 110-112 y 243-29.

[5] Iohanes Straubinger. «La biblia de Vencé, primera biblia impresa en América Latina» en La Biblia en español. Disponible en: <juanstraubinger.blogspot.com/2015/04/la-biblia-de-vence-primera-biblia.html>.

[6] Biblia de Vencé, tomo X, Salmo 90, México, año, pp. 337-338.

[7] Biblia de Torres Amat, Salmo 90, México.

[8] Biblia de Vencé y Calmet, tomo I, p. 139.

[9] Ibidem, p. 152.

[10] Manuel J.  Prieto. «Imprimatur, nihil obstat e imprimi potest, el permiso para imprimir libros», en Curiosidades y anécdotas históricas. Consultado en: <https://www.curistoria.com/2020/03/imprimatur-nihil-obstat-e-imprimi-potest.html>.

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