Como parte de la reflexión mundial sobre el rescate de centros y barrios históricos en la que inmuebles y edificios se activan en una nueva semántica acorde a la dinámica urbana contemporánea, la Escuela Bancaria y Comercial (EBC) llevó a cabo la transformación de la casona porfiriana ubicada en el número 44 de la calle de Marsella en la colonia Juárez de la Ciudad de México.
En 2012, la EBC comenzó a trabajar con la firma TALLER | Mauricio Rocha+Gabriela Carrillo | fundada en 1990, encargada del proyecto de intervención del inmueble que hoy aloja la rectoría de la institución.
La casa de Marsella 44 fue construida en la primera década del siglo XX bajo la dirección de Arquitecto Francisco Martínez Gallardo, es una de las propiedades mejor conservadas de la zona y posee un espectacular programa arquitectónico testigo de su tiempo. En ella se afirman el gusto cosmopolita y las soluciones urbanas de la elite porfiriana a través de sus relaciones espaciales y visuales; la distribución y amplitud de sus salones, así como los numerosos y delicados detalles que contiene. Su estilo ecléctico privilegia los acentos afrancesados para la decoración -dinteles de cantera, parquet, plafones de yesería, frontales de chimeneas-, en perfecta congruencia con su distribución en dos niveles: la planta noble y el sótano.
Las investigaciones para su intervención fueron realizadas desde diferentes perspectivas científicas e involucraron la arquitectura, la restauración, la historia y el urbanismo. En ellas participaron especialistas coordinados por la EBC y por el Taller de Arquitectura que demostraron que la casa tuvo cuatro intervenciones arquitectónicas que nos hablan de las diferentes etapas de su historia.
La primera etapa puede ubicarse en el último tercio del siglo XIX; se trata de un volumen ubicado en la esquina suroeste de la construcción. En la segunda, se pone de manifiesto la existencia de la casona porfiriana construida de 1910 a 1913, aproximadamente; como evidencia exquisita ornamentación que desde el exterior ofrece amplias ventanas saledizas y mascarones de cantera. La tercera, situada en los años veinte -en el periodo posrevolucionario- incorporó acabados y mejoras ofrecidas por los adelantos de la modernidad, traducidos en la funcionalidad y comodidad de espacios en los cuartos de baño y la cocina. En 1962 el inmueble fue adquirido por la condesa Nancy Oakes, quien orquestó las cuidadosas modificaciones que definen la cuarta etapa. Finalmente, la restauración, adaptación, intervención y ampliación del programa arquitectónico de la EBC, concluido en 2015, figura como la quinta.
La intervención de la casa siguió el objetivo de lograr un equilibrio entre la esencia e historicidad de la casa, y la identidad arquitectónica, dinamismo y funcionalidad de la EBC. El proceso involucró un ejercicio transdisciplinario que consideró tanto la integración y diseño del edificio, como la investigación histórica y la restauración de los elementos originales para ofrecer una solución contemporánea y sostenible, que respeta la preexistencia histórica al mismo tiempo que da cabida a los integrantes de su estructura corporativa.
Asumiendo que los edificios son la materialidad de la memoria de una ciudad y que de ellos emana su identidad, se plantea la convivencia entre la urbe contemporánea y la antigua desde una nueva conciencia histórica. Como apunta Mario Coyula Cowley, la intervención de este tejido formal se sitúa en el “eterno par dialéctico conservación-renovación” y nos lleva al terreno de la interpretación y la valoración, tanto de las preexistencias como del proyecto del presente. Numerosas –y afortunadas soluciones- han logrado sumarse a los valores históricos de cada comunidad, dialogando con la tradición al mismo tiempo que construyen un nuevo ambiente en una operación de continuidad e innovación.
Cuando ocurre la resignificación conceptual y formal de un edificio, sus espacios posibilitan nuevas experiencias en las que transita el habitar cotidiano de sus usuarios que enriquece el patrimonio original y le otorga una dimensión diferente en el imaginario de su entorno.
A partir de agosto de 2015, la casa de Marsella 44 alberga el Museo de la EBC en el que narra la historia de la institución mediante objetos y documentos que atestiguan su devenir desde su fundación en 1929.
Un mes después, en septiembre, los acervos bibliográficos resguardados por el Archivo Histórico fueron trasladados también a la casa de rectoría. En la actualidad, el Fondo Antiguo Agustín Loera y Chávez y la Biblioteca Alejandro Prieto Llorente pueden ser consultados en una de las hermosas habitaciones de la casona porfiriana.
El Archivo Histórico de la EBC forma parte de la AMABPAC desde enero de 2014. Para más información sobre la historia de la casa de la rectoría de la EBC y su intervención: http://bit.ly/1iqFmaa