Ana Rita Valero de García Lascuráin
Introducción
Fue el 9 de septiembre de 1767 cuando se llevó cabo, con gran solemnidad, la inauguración de una de las instituciones educativas más importantes de la Nueva España: el Real Colegio de San Ignacio de Loyola.
Ese día, los habitantes de Ciudad de México vieron complacidos el arranque de un proyecto de carácter pedagógico asistencial, que nacía con el beneplácito de la Santa Sede, de la Corona española y de las autoridades virreinales; cabe señalar que esta nueva fundación surgía con dos fines primordiales: uno era el de acoger y educar a niñas huérfanas o a aquellas que por alguna razón estuvieran en necesidad de amparo; el otro era dar asistencia a viudas desvalidas en estado de indefensión.
Así, el Colegio de San Ignacio, patrocinado con el capital privado de la Cofradía de Aránzazu, se abría para responder a dos de las necesidades más urgentes de la población femenina novohispana, de la niñez y la vejez.
Es importante recordar que el espíritu fundacional del colegio, así como su desarrollo posterior, se hicieron siempre dentro del marco de un profundo cristianismo, centrado en el principio jesuítico de dar “la mayor gloria a Dios”.
De acuerdo con las constituciones originales del colegio, redactadas por el distinguido jurista don Francisco Xavier Gamboa, la educación de las niñas de Vizcaínas debería concentrarse en el crecimiento de las virtudes cristianas, por lo tanto, no solo la educación sino toda la vida del colegio giraron constantemente en torno a los valores de la religión católica.
Dicha filosofía quedaría perfectamente asentada desde un principio, tanto que perduró centenariamente, y sobrevivió incluso a ciertos momentos históricos de gran laicismo.
Este sentido de profundo cristianismo con el que inicialmente se fundó el Colegio de San Ignacio, se puede comprobar con toda claridad al ver los libros antiguos del colegio resguardados, hoy en el Archivo Histórico José María Basagoiti, dentro de la llamada ”Colección antigua”.
La Colección antigua está formada por aproximadamente 257 volúmenes que incluyen 363 obras publicadas entre los siglos XVII y XIX; la mayor parte de ellas son ediciones mexicanas de Puebla, Querétaro y Ciudad de México, aunque hay también libros editados en Barcelona, Madrid, Vitoria, Zaragoza, París, Amsterdam, Sevilla y Génova.
Los temas
Cabe señalar que si bien la gran mayoría de los libros eran originalmente de la biblioteca del Colegio de San Ignacio, hay también algunos otros que formaban parte de distintas instituciones y que en algún momento llegaron al colegio, como las obras de la biblioteca del Colegio de San Miguel de Belén, clausurado en 1861 a raíz de las Leyes de Reforma, motivo por el cual sus bienes muebles pasaron al Colegio de San Ignacio.
Hay además unos cuantos libros provenientes de bibliotecas como la del Colegio de San Pedro y San Pablo, de la Congregación del Oratorio y de algunos conventos más como el de Jesús María, el de San Agustín y el del Carmen de Toluca.
A excepción de dos obras, una de literatura española y la otra de historia civil, el tema principal de toda la colección es de religión, pues sigue el espíritu fundacional del siglo XVIII; así, se encuentran textos de:
Ascética
Historia eclesiástica
Misales
Moral
Mariología
Apologética
Biografías
Bibliografía
Homilítica
Derecho eclesiástico
Pastoral
Teología dogmática
Catequética
Cartas pastorales
Liturgia
Revista eclesiástica
Hagiografía
Religiosos
Música
El valor de la Colección antigua del Archivo Histórico José María Basagoiti del Colegio de San Ignacio de Loyola (Vizcainas) radica en que permite tener una visión muy clara del espíritu de uno de los grandes colegios construidos y patrocinados por la sociedad civil en la Nueva España del siglo XVIII, lo que eventualmente ayuda a entender el pensamiento novohispano en el siglo del barroco.