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Los calendarios decimonónicos: una ojeada a la cotidianeidad

Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, Adabi de México / FAHH

Fabiola Patricia Monroy Valverde

Dentro de las publicaciones periódicas del siglo XIX mexicano se pueden destacar los denominados “calendarios” que con diversos contenidos e intenciones se publicaron durante el primer siglo del México independiente, de los que la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío posee diversos ejemplares.

Lengua: spa
Título: Calendario del estravagante para el año de 1863
Pie de imprenta: México, Establecimiento tipográfico de Andrés Boix, S. A.
Descripción: 48 p., 14 cm
Tema general: Costumbres políticas y sociales
Localización: 18027

No obstante la diversidad de temas, los calendarios poseen dos constantes aparentemente opuestas: la consignación del santoral anual, más o menos desglosado, lo que depende del impresor o del patrocinador, así como el registro de las fases lunares y la entrada de las estaciones o témporas. Sin embargo, la contradicción hoy aparente se explica dentro de su contexto mismo, ya que durante mucho tiempo, independientemente de los meses, el santoral era el que “ubicaba” la vida temporal y el tañer de las campanas de las iglesias y conventos el que señalaba la hora. Hay que recordar los diferentes relojes de sol que se encontraban en el interior de los conventos y que, según la hora, indicaban la oración en especial que debía rezarse. Los relojes personales tardaron mucho en volverse cotidianos. Por otro lado, las estaciones coinciden con la celebración de santos en particular; así, ambos sistemas se conjugaron en estas publicaciones, a la par que es muy posible se tuviera al alcance un anuario astronómico que permitiera consignar, con grados mínimos de equivocación, la entrada de las estaciones y la duración de los eclipses.


Interior del Calendario del estravagante para el año de 1863

Materialmente, los calendarios se imprimieron en papeles ya industrializados, resguardados en “pastas” del mismo papel, en varios casos de color, en donde los talleres tipográficos hacían a veces gala de sus recursos, ya fueran creados por ellos mismos o conseguidos en el extranjero. El formato es de bolsillo –diríamos actualmente–: 14 centímetros de alto en casi todos, lo que los hacía muy prácticos para transportar.

Estos elementos se complementan según la intención de la publicación: los hay con imágenes encartadas, aquellos que incluyen los signos del zodiaco, con ilustraciones o solo la mención, desglosando la entrada o salida del signo, las condiciones climáticas que presentarán “fresco, lluvioso o con nubosidades”, y muchos casos más. Igualmente, se consignan eclipses que fragmentos de partituras o consejos prácticos: Agua para calmar al instante las picaduras de las abejas y las mordeduras de los reptiles, como se asienta en el Calendario de la Caridad en Beneficio de los Pobres de 1853, impreso por Murguía.

Lengua: spa
Título: Calendario de la risa para 1855
Pie de imprenta: México, Imprenta de Vicente Segura, S. A.
Descripción: 64 p., 14 cm
Tema general: Costumbres políticas y sociales
Localización: 18012

Así, en la Biblioteca Cossío hay calendarios liberales arreglado al meridiano político de la Federación; de la risa; del extravagante, y de tono conservador como el de la caridad, el del sacristán o el sencillamente titulado religioso, entre muchos otros títulos que evidencian el abanico de posibilidades de pensamiento.

Interior del Calendario de la risa para 1855

En varios de los ejemplares resalta información relativa a acontecimientos políticos del pasado, tal como los Apuntes históricos sobre los acontecimientos notables de la guerra entre México y los Estados Unidos del Norte, aparecidos en el calendario publicado por Ontiveros para 1849. Cabe resaltar que el conflicto bélico recién había concluido, ya que las tropas norteamericanas dejaron el país hasta 1848. En este mismo título aparecieron dos poesías patrióticas alusivas dedicadas a las batallas de Churubusco y Chapultepec, decisivas para la toma de Ciudad de México.

Recetario en el Calendario curioso para 1872

En tanto avanzaron los años, los calendarios añadieron variopintos contenidos, como recetarios breves, diccionarios de las plantas–que enlistaban los significados de las mismas–, un Telégrafo del abanico, consejos para la vida cotidiana, pequeñas partituras, grabados alusivos a la natividad, breves obras de teatro, comerciales de fábricas de galletas o ferreterías, junto con explicaciones breves sobre determinados temas como el arte, las distintas escuelas en Ciudad de México, el ferrocarril, el alumbrado de gas y tantos otros.

Lengua: spa
Título: Calendario curioso para 1872
Pie de imprenta: México, Imprenta de la V. e hijos de Murguía, S. A.
Descripción: 64 p., 14 cm
Tema general: Costumbres políticas y sociales

Por otro lado, pareciera que la consigna en algunas ediciones era ocupar la mayor superficie del papel con algún contenido, por lo que aparecían chistes, microrrelatos –diríase hoy– y poemas cortos debajo del santoral del mes y en donde lo permitiera el espacio. Ello nos permite conocer también la evolución del idioma y numerosas palabras ahora en desuso: mohíno, desguanzado, vejestorio, matusalenes, desconcharse, amortecido, sosegar, pelendengue, quídam, tremolina, pícaro, calzonazos….

Sirvan estas breves líneas para destacar la riqueza del contenido de los calendarios que existen en la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío y que invitamos a consultar al lector.

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